Aunque la escuela está a punto de acabar son contados los padres que suspiran aliviados imaginando que será hora de olvidarse de la pediculosis por unas semanas. Más de uno ha experimentado la desagradable sensación de recoger a su hijo del campamento de verano y encontrarse con que se trae a casa unos indeseables amigos. Como algunos padres nos han pedido consejo para saber cómo afrontar el posible contagio, recordamos unas medidas de prevención.
No nos cansamos de repetir que los piojos no saltan y tampoco vuelan, por lo que el contagio se produce por contacto directo con una cabeza infestada. Tumbarse en la misma toalla o en la cama, mirar el móvil de un amigo, hacerse un selfie… son escenas cotidianas para nuestros hijos que pueden favorecer el contagio de piojos. En estos casos, llevar el pelo recogido en una trenza, en el caso de las niñas, puede ser un remedio fácil que ayude a mantener lejos a estos parásitos.
Recuerda a tu hijo que es mejor no compartir gorras, peines, lazos, diademas, horquillas, capuchas o cualquier prenda que esté en contacto con el pelo para alejar el posible contagio.
Y, claro, antes de que se vaya al campamento, revisa su cabeza para tener seguridad de que no tiene piojos y por lo tanto no será un foco de contagio para los demás y tendrán sentido todas las medidas de prevención que le has inculcado.
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